Este primer sábado del año 2023 tuvimos la ocasión de visitar por primera vez la Ecogranja Casa Grande de Xanceda con nuestra pequeña y otros miembros de la familia (y creo que no será la última vez que lo hagamos).
La aventura comenzó hace ya algunas semanas cuando conseguimos las tan solicitadas entradas para la visita de Otoño. Como éramos un grupo bastante grande y las plazas por visita no son muchas fue realmente complicado encontrar fecha hasta ese momento… pero una vez conseguidas esperamos con paciencia que llegase la fecha (y nos pusimos a rezar para que no lloviese mucho ese día).
Todos los jueves, a las 12.00 horas, se abren y actualizan las plazas para las visitas en su página web … así que si no queréis quedaros sin ellas, os aconsejaría que estuvieseis ya conectados algo antes de la hora (sino, es francamente complicado encontrarlas).
¿Qué es la Casa Grande de Xanceda?
Un gallego sabe de sobra que es la Casa Grande de Xanceda, bueno, al menos les sonarán sus famosos yogures o los habrán visto en las neveras de muchos supermercados en Galicia. Y es que la Casa Grande de Xanceda, en términos yoguriles, son todo un icono. Una vez probado sus cremosos y naturales yogures, no querrás probar otros yogures, al menos de los comerciales. Y es que te preguntarás porque llaman yogures a esos «derivados lácteos» que venden como yogures en los supermercados… Pero esa es otra guerra que no nos atañe.
La Casa Grande de Xanceda es un eco proyecto de una granja familiar situada en el rural gallego, concretamente en Mesía (A Coruña). Se encuentra, por decirlo así, a medio camino entre A Coruña y Santiago De Compostela, aunque hay que desviarse un poco de la ruta directa entre ambas ciudades. Decir que también se encuentra situado muy próximo al Camino de Santiago.
En esta granja, cuya filosofía se basa en producción ecológica y sostenible, viven unas 380 vacas felices (como nos explican ellos), que viven libres y salen a pastar todos los días. En la granja e instalaciones trabajan unas 50 personas directamente. Esta granja, además de las instalaciones propias de una granja, cuenta con ecozoo y las instalaciones donde se elaboran los productos. Y es que por ejemplo la yogurtería (donde se elaboran los yogures) se encuentra a 10 metros de la sala de ordeño, pasando la leche directamente de una instalación a otra. Sin transporte, sin alteraciones, directamente… Descubre sus instalaciones aquí.
Con su leche ecológica elaboran yogures ecológicos y otros lácteos ecológicos de alta calidad. Tal y como comentamos, son famosos por sus yogures ecológicos y por ser «yogures de verdad», de leche leche… Pero también elaboran quesos, helados, mantequillas y otros derivados lácteos. Hasta tienen Kombuxa propia.
Esta granja ofrece ecovisitas que son una gozada para los más pequeños (y no tan pequeños). Se ha convertido casi en un traducción en Galicia en los planes familiares.
Si os interesa conocer sus productos, o comprar alguno, en sus instalaciones cuentan con una Eco Tienda, a la que puedes entrar sin problemas (no hay que reservar) y comprar directamente sus productos sin intermediarios. Otra opción es su tienda online, claro. De la granja a tu casa 😉
Nuestra visita
Unos minutos antes de que comenzase nuestra visita de las 14.50 nuestra guía Diana (un encanto, por cierto), ya nos estaba esperando en la entrada del complejo, y una vez que se completó el grupo arrancó la visita.
Diana comenzó contándonos la historia de Casa Grande de Xanceda: de cómo el sueño de un matrimonio con 20 vacas hace más de 50 años, pasó a ser el proyecto que es hoy en día: una empresa comprometida con la calidad de sus productos y su apuesta por la producción ecológica y sostenible.
Las caras de los niños (y no tan niños) se iluminó cuando les contó que daríamos de comer a los animales y que habría alguna que otra sorpresa a lo largo del recorrido.
Comenzamos la visita dirigiéndonos al ecozoo. Para ellos llegamos a lo que se conoce como la Cava de Quesos, donde los curan y elaboran. Junto a la misma había unos tractores de pedales que los más pequeños tomaron para llegar hasta el ecozoo por un camino de tierra.
Después de muchas risas llegaron conduciendo hasta los corrales donde pudieron dar de comer a las gallinas avena directamente de sus manos, así como dar de comer a los conejos y los cerditos vietnaminas de la granja. Lo bueno de esta parte es que además de darles de comer, pudieron interaccionar con ellos.
Seguimos la visita en un cercado próximo donde nos esperaban los ponys, las ovejas y las cabritas de la granja. Después de una breve explicación, pudimos acceder al recinto y dar de comer a los animales. Para ello tuvimos que separarnos en grupillos y estar atentos a los ponis, que pueden ser un poco traviesos si les das la espalda 😉 Casualidad o no, a nosotros no paraba de perseguirnos Wifi, una oveja a la que le caímos bien. ¿Sabría que nos dedicamos al diseño web?.
Justo después, y aprovechando que se ponía a llover, nos refugiamos en el alpendre para que los niños pudiesen hacer una manualidad chulísima: fabricaron sus propios comederos para pájaros con botellas recicladas y cucharas de madera. ¡Y pudieron personalizarlos con colores y pegatinas!
La visita continuó visitando las cuadras donde duermen las vaquitas, la sala de ordeño, donde los peques pudieron ordeñar a la vaca Rosalía (no es de verdad, sino una replica de una vaca ;)) y pasárselo en grande, y… acto seguido, pasamos a conocer la sala de los terneritos, donde tuvieron la oportunidad de darles el biberon a algunos de ellos. ¡Toda una experiencia!
Casi antes de finalizar la visita conocimos las instalaciones de la yogurtería, donde se elaboran y envasan los yogures. Ahí nos contaron que cada día salen de sus instalaciones ¡40.000 unidades!, y que también fabrican quesos, mantequilla y mermeladas. Y que si tuviesen mucha más leche podrían elaborar y vender mucho más.
Ya estábamos llegando al final de la visita, la «cata» de algunos de sus productos. ¡Qué buenos están sus yogures! En un pequeño espacio rehabilitado de un viejo alpendre realizan la cata (con calefacción, mesas, sillas y unos bancos hechos con alpacas de hierba). Nos trajeron unas cestas repletas de yogures, donde cada uno podía elegir un yogurt para probar. Además, también nos trajeron unas bandejas con queso y unas «tostadas con queso de untar». También pudimos disfrutar de taza de chocolate caliente (que vino de maravilla porque el día estaba fresquito) y unas Maruxas (galletas de nata ecológicas).
Resumen de la visita y consejos
¿Nuestro resumen? La visita es una gran idea de actividad para hacer con los niños. No todos tienen la oportunidad de ver este tipo de animales cerca todos los días… y lo disfrutan mucho. La única pena fue no coincidir con el horario del ordeño para poder ver a las auténticas protagonistas de la Casa Grande: las vacas.
Si amenaza lluvia (como fue nuestro caso), es imprescindible llevar calzado impermeable y un paraguas, ya que prácticamente todo el recorrido lo vas a hacer al aire libre.
Existe un pequeño parque infantil realizado con elementos de una granja (pacas de hierba, etc..) además de un circuito de tractores de pedales. Pero nosotros, ya que llovía y hacia bastante frio, no pudimos utilizar. Bueno, los niños, claro 😉
Como las visitas van cambiando algo dependiendo de la época del año en que te toque visitarla, cuando tengamos mejor climatología, seguramente repetiremos.
¡Gracias Diana y Casa Grande de Xanceda por la experiencia! ¡Hasta la próxima!
PD: Hemos sacado alguna foto de la propia web de Xanceda, ya que muchas de las nuestras no las podemos usar porque salían muy destacados otros niños de la visita. Además, la meteorología y el día tan oscuro no nos permitía sacar buenas fotos. Esperamos volver en otra ocasión y sacar alguna foto de mejor calidad y con mejores condiciones.
