Por fin ya estábamos en la Bretaña!!! En este tercer día de ruta, íbamos a conocer algunos de los lugares que teníamos marcados en rojo en la ruta, como los famosísimos alineamientos de Carnac o uno de los pueblos más bellos que hemos visto: Locronan. En medio, visitamos Pont Aven y Concarneau.
Este diario del día 3 pertenece a nuestro diario de viaje por Bretaña y Normandía. El índice del viaje lo encontrarás aquí.
Si deseas ver el diario del día anterior, es: DÍA 2: De Burdeos a Vannes (Bretaña), con parada en La Rochelle.
Ese día fue cuando realmente descubrimos la belleza de la Bretaña, y cuando nos dimos cuenta de que para conocerla nos harían falta más días (consejo!), ya que en la ruta en coche no dejábamos de ver preciosos y pintorescos pueblos costeros, en dónde el cuerpo nos pedía visitarlos, pero no había tiempo.
Nos levantamos bien temprano en el hotel de Vannes, y luego de un cafecito, buscamos un supermercado o algo similar, ya que ese día lucía espléndido y habíamos leído que Pont Aven es un lugar ideal para hacer un picnic junto al canal. Y así queríamos hacer, por lo que había que avituallarse con pan, quesos y embutidos franceses…
Nos dirigimos a Carnac, que se encuentra muy cerca de Vannes. Este tramo lo hicimos rodeados de robledales que bien recuerdan a lo que uno espera de la Bretaña, unos bosques sólo alterados por la presencia de campings. Los había por todos lados y algunos realmente preciosos, con razón Francia es el país de los campings.
Los Alineamientos de Carnac
Íbamos tan tranquilos por la carretera, rodeados de esos bosques, cuando de repente, junto a un cruce, vimos a ambos lados de la carretera unos campos con grandes piedras que pronto identificamos. Si, ya estábamos en los alineamientos de Carnac. A la derecha teníamos los de Le Ménec y a la izquierda los de Toul-Chignan. La verdad es que ya impresiona verlos desde la carretera, y uno no sabe si tomar hacia la derecha o hacia la izquierda. Nosotros tomamos a la izquierda hacia los alineamientos de Kermario aunque lo lógico es ir primero hacía Le Ménec, dónde tenéis el punto de información del complejo.
El conjunto total de Carnac consta de varios de alineamientos megalíticos de menhires o piedras que datan del V y III AC, y cuenta con algún dolmen y túmulo. En total, unos 3000 menhires en varias hileras, algunas de 1 km de largo. La zona, la puedes recorrer a pie o en bicicleta (tienen marcadas rutas en bici) o incluso en los típicos trenes turísticos. Para que os hagáis una idea, es el monumento prehistórico más extenso y grande del mundo. También puedes recorrerlos y admirarlos desde el coche, ya que junto a los alineamientos discurre una carretera local, eso sí, no encontrarás fácilmente aparcamiento (salvo junto al centro de interpretación).
La carretera que tomamos nos llevó a un pequeño bosque dónde nos encontramos con una preciosa área recreativa, junto a la cual se encontraba una pequeña explanada que hacía las veces de parking de Kermario. No llevábamos un plano porque el centro de interpretación estaba al otro lado, junto a los alineamientos de Le Ménec. Pero la ruta peatonal que discurre y une los alineamientos cuenta con planos y paneles informativos, con lo cuál no tienes problemas. Nuestro truco, que usamos habitualmente, es sacar una foto con el móvil al plano y así poder consultarlo siempre que lo necesitamos.
Dentro del conjunto no puedes entrar, están todos rodeados por una pequeña valla. Si lo deseas hay visitas guiadas por dentro de los recintos, algunos días incluso en Español. Según vimos en un cartel, el precio es de unos 6 euros (hay tarifas reducidas e incluso gratis para niños).
Cogimos uno de los senderos que nos llevó hasta un conjunto de casas en medio del Alineamiento de Kermario, una de las cuales es una crepería (que rápidamente identifique pues muchos blogs de viajes hablaban de ella). Después de unas fotos en ese lugar, seguimos el sendero junto a la carretera, que nos llevaría a una pequeña torre dónde pudimos admirar el alineamiento en todo su esplendor.
Para regresar al coche, fuimos por el sendero lateral del alineamiento que discurre junto a la carretera, dónde nos encontramos con un pequeño dolmen (punto 4 del plano), que se puede ver desde la propia carretera en una curva junto al aparcamiento.
Después de este paseo, regresamos al coche para seguir la carretera que habíamos tomado, dirección a Kerlescan. Antes de llegar, en un pequeño cruce, vimos una señal que nos indicaba la presencia del Túmulo o Cairn de Kercado. Decidimos visitarlo, por lo que tomamos ese camino que nos llevó hasta un pequeño restaurante, junto al cual había unas señales que indicaban dónde estaba el túmulo. Dejamos el coche en el parking, y llegamos una especie de taquilla que había en el jardín del restaurante, dónde pagamos 1 euro por persona para acceder al bosque del túmulo, ya que resulta que se encuentra en una propiedad privada. Curioso pero cierto. Ah, con la entrada te dan un papel plastificado con información en español que luego devuelves al salir.
De repente, nos sumergimos en un precioso bosque de robles con pequeños muros de piedra llenos de líquenes y musgos. Si, justo como nos imaginábamos la Bretaña, con mágicos bosques de centenarios robledades… Y allí, en medio del bosque, el túmulo, que no es más que un dolmen enterrado (al estilo a los que hay en Galicia, como el de Dombate). Parecía que de cualquier rincón saldrían Astérix y Obélix tras algún jabalí. La verdad uno puede pensar que viniendo de Galicia no puede sorprendernos mucho, tenemos bosques y monumentos similares, pero aún así había algo mágico y enigmático en el lugar que nos agradaba mucho.
Entramos medio agachados por el pequeño pasillo interior del túmulo (de unos 6 metros de largo y 1´5m de alto), que nos llevó a una pequeña cámara de 3×3 metros y una altura de 2,90 m. Allí, en alguna de las piedras, pudimos observar el grabado llamado «hacha de arado» (cuesta mucho verlo, pero allí está). Dentro del túmulo, habían puesto una luces, no hacía falta linternas ni encender la luz del móvil.
Al acabar la visita, de una media hora, volvimos al coche y seguimos hacia el alineamiento de Kerlescan. Desde la propia carretera lo pudimos ver, sin alejarnos nada del coche, que dejamos en una entrada de una casa. Después de un rato allí, decidimos no seguir hasta el último alineamiento en esa dirección, el de Petit Ménec, ni acercarnos en un paseo por el bosque hasta el Cuadrilátero del Gigante de Le Manio, dónde se encuentra el menhir grande. No teníamos mucho tiempo y ya con lo visto nos dábamos por satisfechos. Acabaríamos la visita con el de Le Ménec, eso sí.
Tocaba volver sobre nuestros pasos hasta el cruce principal dónde iniciamos la visita, para cruzar al otro lado. Llegábamos al «centro» del conjunto de alineamientos, la zona de Le Ménec, dónde se encuentra el centro de interpretación y de donde salen os tours, visitas guiadas, rutas peatonales…
Aquí si ya había mucha gente, parecía un domingo de feria. Al igual que los demás alineamientos, la zona está vallada (una valla hasta la cintura), pero por dentro si había pequeños grupos que eran visitas guiadas. El sol caía a plomo y no teníamos mucho tiempo, por lo que luego de una vueltecilla, decidimos irnos hacia Pont Aven.
Ya eran las 12 del medio día cuando salimos de allí, y luego de casi una hora en coche, llegábamos a Pont Aven.
Pont Aven, la ciudad de los pintores
Pont Aven es un pequeño pueblo que se sitúa en al desembocadura de un pequeño río, en una especie de estuario (o algo así como una mini ría gallega). Aparcamos en un parking al final del pueblo, junto a una especie de pequeño puerto dónde había marineros restaurando y pintando pequeños botes.
Por la orilla del río había pequeños trozos de hierba ideales para tumbarse o hacer un picnic. En uno de esos rincones extendimos unas toallas y montamos nuestro picnic, con vistas al pueblo y al río. La marea estaba baja y el cauce del rio/ria era sólo arena y lodo con un hilillo de agua en el centro, pero mientras comíamos, observamos la velocidad con la que sube la marea aquí. Al acabar de comer, el agua ya había cubierto casi todo el cauce y los barcos que antes descansaban sobre la arena, ahora ya flotaban sobre el agua.
Después de comer, tocó pasear por el pueblo. Un pueblo famoso por los pintores que aquí residieron, tal era su importancia que estos pintores se conocieron como la Escuela de Pont-Aven. Y es que aquí vivieron grandes pintores franceses, como Paul Gauguin, y muchas partes del pueblo aparecen en sus pinturas. De hecho, verás paneles informativos por el pueblo y las orillas del río, con imágenes de las obras justo desde el mismo punto de vista de la obra.
Pont Aven es ahora un pueblo más de turisteo que de pintores, pero sigue habiéndolos, por eso lo verás pintar en plena calle y verás la gran cantidad de galerías de arte que hay, que compiten en número con restaurantes y bares… Imagínense.
Una de las mejores cosas para hacer por Pont Aven es pasear por las orillas del río, gracias a una senda llamada paseo Xavier-Grall, que te llevará a descubrir molinos, puentes decorados con todo tipo de flores, jardines unto al río, pequeños canales…
Después del paseo por las orillas del río y por el pueblo, decidimos seguir la ruta hacia la siguiente parada. La visita a Pont Aven es muy recomendable, apuntadla si vais a recorrer la Bretaña.
Concarneau
Eran ya las 3 de la tarde y tocaba visitar Concarneau. Nada más llegar a la ciudad, no te dirá nada. Todo lo contrario, la zona de puerto esta vieja, sucia, como si hubiese vivido tiempos mejores. Dan hasta ganas de dar la vuelta. En esa misma zona del puerto, podrás dejar el coche, entre las naves y los almacenes pesqueros.
Lo bonito es el casco histórico, que verás en el medio del agua. Porque la ciudad antigua se se encuentra en una pequeña isla amurallada, a la que tendrás que acceder por un puente levadizo. Inevitablemente, te vendrán a la mente imágenes de corsarios o épocas de grandes galeones.
Antes de entrar, en una especie de edificio náutico en la explanada, verás la Oficina de Turismo, en dónde puedes pedir información y mapas. Cuándo nosotros estuvimos, una de las chicas hablaba perfectamente en español, con lo que la explicación de qué ver y hacer en la ciudad la entendimos muy bien.
Altos muros separan el mar de la ciudad histórica, de forma alargada y con una única calle central. Los coches no entran, es totalmente peatonal. Los bajos de las casas son ahora tiendas de recuerdos, pastelerías, restaurantes… Pero a pesar de ser muy turística y llena de negocios, es realmente bella y es agradable pasear por ella.
Al final de la ciudad-isla, verás que hay una pequeña superficie que hace las veces de muelle, con un pequeño barco que lleva a la otra orilla, desde la que tienes una perspectiva de la ciudad. No recuerdo muy bien el precio porque nosotros no lo tomamos, pero creo que recordar que eran un euro y pico ida y vuelta.
Junto a este embarcadero encontramos un pequeño anfiteatro dónde un grupo local estaba celebrando un concierto. Para que os hagáis una idea del estilo musical, sonaban muy parecidos a Mano Negra. Nos quedamos unos 10 minutos escuchándoles y he de decir que sonaban muy bien, la verdad.
Para recorrer este pequeño casco histórico, puedes hacerlo por la calle principal y por las murallas, que cuentan con un paseo con grandes vistas. Vale la pena pasear por ambas, por la calle principal y por las murallas.
La visita nos llevó un par de horas, a las 6 y pico ya estábamos de camino a Quimper, dónde teníamos el hotel reservado. Nos fuimos directos a dejar las cosas, a descansar 20 minutos, para luego dirigirnos a Locronan.
Locronan, un pueblo de cuento
La carretera que lleva a Loncronan es también bastante bonita, rodeada de bosques bretones y campos de cultivo, y en muchos puntos no ves apenas signos de civilización. Estamos muy cerca del Finis Terrae de Francia, su extremo más occidental.
Según nos acercamos a Locronan, ya podíamos desde el coche ver el mar y la gran bahía de Douarnenez a lo lejos. Que bello nos parecía todo, a pesar de ser gallegos y tener paisajes similares….
Ya estábamos en Locronan. Decir que no se puede acceder a Locronan en coche, tienes que dejarlo en un parking en la entrada, supuestamente de pago. Y digo supuestamente porque allí no encontramos forma de pagar, no vimos máquina ni nada similar. Había cartelitos pero no sé si porque ya era las 8 de la tarde, no encontrábamos como pagar. Si leéis alguna guía, os dirán que lo peor de la experiencia de visitar Locronan es lo del parking, ya que además en las carreteras de acceso no hay sitio para aparcar, tienes que usar el parking si o si.
Con esa duda del parking entramos en el pueblo por la calle principal. Un pueblo adoquinado y con acogedoras y preciosas casas de piedra. Locronan es como sacado de un cuento. Llegamos a la plaza principal, a los pies de la Iglesia de Santi-Ronan y en cuyo centro hay un pozo. Rodeando la plaza, una serie de fachadas que quitan el hipo. La vista de 360º desde el pozo es embriagadora. Y es que sólo por eso, ya valdría la pena hacerse 2000 km.
Además, teníamos todo el pueblo para nosotros, apenas había nadie por allí, nadie perturbaba la magia de la visita. En esa plaza además había una pequeña tienda de pasteles, especializada en los kouing-Amann y todo tipo de chocolates. Entramos pues había que probar esos famosos dulces bretones. La pastelería por dentro estaba increíblemente bonita, y como estábamos solos, pedimos a la dueña si podíamos sacar fotos, algo a lo que gustosamente accedió.
Cómo los kouing-Amann los hay de varios sabores y rellenos, tocó comprar media docena para hacer una pequeña cata jejeje. La verdad es que duraron poco, nos los ventilamos en un plis plas.
Después de pasear un poco por el pueblo, nos dirigimos a una pequeña taberna con terraza junto a la iglesia. Estaba anocheciendo y nos apetecía tomar una sidra bretona en su terraza, ya que hacía una temperatura buena en el exterior. El interior y la decoración de la taberna era totalmente tradicional, de esas tabernas que te imaginas al visitar la Bretaña.
Y allí nos pilló la noche, antes de irnos dimos otra vuelta por el pueblo, por detrás de la iglesia y por un pequeño cementerio, que lejos de dar miedo nos pareció muy acogedor. Nos llamó la atención algunas tumbas con flores y coronas con cintas de la bandera francesa. Eran de militares fallecidos en la segunda guerra mundial a los que familiares y asociaciones de veteranos habían llevado ofrendas y mensajes.
Ahora si tocaba volver para el hotel a descansar. Durante el camino de regreso no paramos de hablar lo de lo espectacularmente bello que nos había parecido Locronan. Esa noche dormíamos en Quimper.
MAPA DE LA RUTA
INFORMACIÓN
- Hotel: Premiere Classe Quimper : 50 €
- Km aprox.: 190 km
- Peajes: 0 €
- Cena : 25€
- Gastos Supermercado: 30 €
- Sidras Locronan: 5,40€
- Pasteles : 5€
WEBS A TENER EN CUENTA:
Este diario del día 4 pertenece a nuestro diario de viaje por Bretaña y Normandía. El índice del viaje lo encontrarás aquí.
Si deseas ver el diario del día siguiente, es: Día 4: Descubriendo las bellas localidades bretonas de Quimper, Cancale y Dinan.
Recién enamorada de Locronan, es que llevo toda la tarde buscando fotos y sitios sobre Locronan.
Por favor, sigue publicando tu guía que ya creo saber dónde iremos en las vacaciones
Nos alegramos mucho de que te hay gustado. La verdad es que Pont Aven es preciosa también, las fotos no hacen justicia al sitio. Y Concarneau también es una gran visita.
Una recomendación, id con tiempo suficiente, hay muchos más rincones y pueblos preciosos en esa zona costera del sur de la Bretaña. Y también os podéis acercar al Cabo Pointe du Raz, algo así como el Finisterre francés. Nosotros estuvimos cerca, pero por falta de tiempo no pudimos ir.
Sin duda Locronan es lo mejor que he visto en la Bretaña. Enhorabuena por las fotos, me encantan.
Ohhh mi marido y yo estuvimos hace 15 años en Locronan cenando en ese restaurante.
Me trae buenos recuerdos
No sabemos que tal se comería, pero bonito era un rato ;D
Buenas tardes!
Este verano haré esta escapada también con mi pareja en furgo. Me gusta vuestra guía, pero parece ser que esta es vuestra última entrada en lo que respecta a este viaje. Publicaréis el resto del viaje? Los apuntes que hacéis son interesantes, gracias!
Estamos justo retomandola… que desastriños somos!!! jejeje En breve publicaremos más capítulos del diario
Tu blog es interesantísimo. Voy a ir en mayo a Bretaña y Normandía por lo que me está resultando muy útil. Muchas gracias