Disfrutamos de una jornada completa en Meteora, con la tranquilidad de despertar ya en la zona y dormir aquí la noche siguiente. Dedicar un día entero a recorrer los monasterios, los pináculos de piedra y los caminos, fue un absoluto placer. Meteora se coló en nuestra lista de lugares favoritos del mundo (de los que hemos visitado, claro).
Este artículo forma parte de la Guía y Diario de viaje por Grecia. Puedes ver todos los capítulos en nuestra Guía de Grecia.
Toda la zona es Patrimonio de la Humanidad y la verdad es que es impresionante. Uno se plantea una y otra vez, cómo pudieron construir los monasterios en las cimas de los pináculos y cómo se les pudo ocurrir semejante idea. Llegó a haber 24 monasterios en funcionamiento y se conservan las ruinas de algunos de ellos. En la actualidad, se pueden visitar 6, que todavía siguen en activo. También se pueden ver capillas y otras construcciones religiosas excavadas en cuevas o en las propias rocas, donde vivían monjes ermitaños.
La visita a los 6 monasterios se puede hacer perfectamente en un día, si se dispone de coche. Mucha gente hace rutas de senderismo, utilizando los caminos que usaban los monjes antiguamente y hay viajeros que utilizan el servicio de bus local, aunque en estos casos, quizás haya que dedicar más tiempo o elegir qué monasterios visitar. Para los valientes, también está la opción de escalar los pináculos.
Actualmente una carretera une los monasterios entre sí y con Kastraki y Kalambaka. Desde las zonas de aparcamiento de cada monasterio, hay cuestas y escaleras para llegar a la entrada. A algunos se accede rápido y sin apenas esfuerzo, pero el acceso a otros, es un poco más exigente. De todos modos, en un estado de salud normal, son completamente accesibles. En la antigüedad, los monjes accedían por escaleras desmontables o por montacargas con cuerdas.
Nosotros visitamos el interior del monasterio de San Nicolás, el de Santa Bárbara- Rousanou, el Gran Meteoro, el de Varlaam y el de la Santísima Trinidad. El de San Esteban decidimos visitarlo sólo por fuera por la tarde, ya que habíamos leído que era el menos interesante y preferimos dedicar el tiempo a ver otras cosas.
Los horarios cambian en cada época del año y son diferentes para los días de la semana. En general cierran sobre las 16.00 o 17.00 h (sólo el de San Estaban abre por la tarde) y un día a la semana no abren (no es el mismo día para todos). Por eso, conviene consultar antes de ir.
El precio de la entrada de cada monasterio es de tres euros por persona. Hay que tener en cuenta que hay que vestir de manera apropiada para entrar: los hombres con pantalones largos y las mujeres con falda por debajo de la rodilla. Los hombros también deben cubrirse. De todos modos, no hay que preocuparse, porque en la entrada de cada monasterio, hay pareos y pantalones que prestan para cubrirse.
No llevamos comida con nosotros y en medio de la ruta, tuvimos que bajar hasta Kastraki para comer. La verdad es que nos resultó un fastidio, porque aunque sólo tardas 15 minutos en coche, hubiéramos preferido seguir de ruta. Por la carretera y en algunos monasterios hay donde comprar algo de agua, pero no comida. Desde nuestro punto de vista, lo mejor es comprar comida por la mañana y hacer un picnic en uno de los miradores o exteriores de los monasterios.
Comimos en la Taverna Gardenia, con unas vistas bonitas desde la terraza. Está en Kastraki.
Desde allí, decidimos ir a Kalambaka a visitar la preciosa iglesia bizantina de La Asunción de la Virgen María (1,5 euros). También aprovechamos para darnos una ducha en el hotel y refrescarnos, porque este día, pasamos mucho mucho calor en Meteora.
Tras el descanso cogimos la carretera a Meteora en sentido contrario a como lo habíamos hecho antes y tras parar en el exterior del Monasterio de San Esteban, fuimos hasta un pequeño pueblo llamado «Vlachava Village». No entraba en nuestros planes, pero vimos los carteles y decidimos investigar. El sitio en sí no tiene gran interés, aunque la carretera entre montañas es muy bonita. Realmente está a bastante distancia y es preferible dedicar ese tiempo a Meteora en sí.
A continuación visitamos dos miradores muy bonitos que hay antes de llegar al desvío del Gran Meteoro. Están muy cerca entre sí y los dos tienen grandes vistas. El más cercano al monasterio de la Santísima Trinidad lo suelen recomendar para ver el atardecer y es donde se concentra la mayor parte de la gente. Nosotros preferimos el segundo, porque la vista nos gustaba aún más.
Allí disfrutamos de una cervecita, mientras veíamos el cielo teñirse de naranja y después, oscurecerse hasta hacerse de noche. Realmente merece la pena tomarse el momento con calma y disfrutar de ese maravilloso atardecer.
Disfrutamos de una cena estupenda en la Taverna Paramithi, mientras disfrutamos de música tradicional griega en directo. Dimos un paseo nocturno por el pueblo y nos retiramos a descansar.
INFO
- Entradas a los monasterios: 3 € cada uno.
- Nuestro hotel en Kalambaka: Hotel Galaxidi
- Comida en Taverna Gardenia: 20€ (por dos personas)
- Cena en Taverna Paramithi: 25 € (por dos personas)
UBICACIÓN
Este artículo forma parte de la Guía y Diario de viaje por Grecia. Puedes ver todos los capítulos en nuestra Guía de Grecia