Después de la larga noche en Laza, ese día aprovechamos para descansar por la mañana. Ya por la tarde, tocó conocer el Bautismo del Cigarrón.
Nos levantamos un poco más tarde de lo normal, ya era media mañana, pero como habíamos trasnochado un poco por la fiesta del día anterior en Laza… El sábado nos lo tomamos un poco más con calma, desayuno tradicional y completo en la casa rural y paseo por el pueblo de Pepín.
Habíamos decidido comer en Verín, en plan raciones y vinos… Y como preguntando siempre se acierta, encontramos una pequeño bar de raciones que estaba bastante bien. Unos vinos, un pulpo a feira y raxo… acompañado de un buen café de pota.
Después de comer nos dirigimos al edificio del Concello de Verín, desde dónde salía la procesión de Cigarróns que llevarían a los nuevos al bautizo. Cuando llegamos no había nadie, por lo que revisamos un folleto que teníamos por si estábamos equivocados… En teoría faltaban 10 minutos y estábamos casi solos…
Pero no era así. A los 2 minutos empezamos a oír por todas las calles aledañas el ruido inconfundible de las chocas (cencerros). De todas direcciones aparecieron Cigarróns corriendo, unos en solitario y otros en grupo en formación de fila india. Al principio eran una decena, pero fueron llegando poco a poco más, creo que al menos un centenar se juntaron allí en un rato. Por allí también estaban los niños y niñas que iban a ser bautizados, con sus familias todas orgullosas.
Al rato, salió la procesión de Cigarróns y los miembros de la Cofradia del Cigarrón, que organizan este evento. En seguida llegamos la Plaza de la Merced, dónde se iba a realizar la ceremonia del Bautismo. Después de un pequeño discurso, comenzó la investidura, que consiste en vestir de forma ritual a los niños y niñas de Cigarróns.
Una vez celebrado el bautismo, todos nos dirigimos a otra pequeña plaza, llamada Praza do Cigarrón, dónde se encuentra una estatua en piedra de un cigarrón. Allí se homenajea, en un acto solemne, a aquellos que no pueden salir a correr y a los fallecidos.
Al acabar se repartió entre los asistentes Bica (bizcocho tradicional) y Licor Café . Mientras, los nuevos Cigarróns ya corrían por las calles de Verín, azotando a quién osase cruzarse en su camino. Ser Cigarrón otorga una serie de privilegios durante los Entroidos, como el no poder ser tocado ni molestado, ni se puede nadie dirigir a ellos. Son los reyes de la fiesta… y son la ley.
Esa noche el agotamiento hizo más mella que nunca, con lo decidimos ya cenar en la casa rural. Como no, de cena un gran cocido, sin que faltase de nada jejeje. El local estaba bastante animado esa noche, con gente del pueblo y los que estábamos alojados en la casa rural, por lo que se agradecía estar al calor de la la chimenea charlando y tomando un(os) licor(es) café.
Que chulo parece todo
Nunca vi los cigarrones en mi vida, algún día habrá que solucionarlo
Hola Ana,
Gracias por comentar. LA verdad es que merece mucho la pena acercarse por aquí, tanto por Laza como por Verín o Xinzo. Si quieres ver Cigarróns, y muchos… el mejor día es el Domingo de Entroido, con decenas de Cigarróns por las calles de Verín.
Un fuerte abrazo!